Un fallido viaje a Rauch

Fin de semana largo del 17 de agosto y un plan ambicioso, completar tres circuitos que comprendieran las zonas de Rauch, Azul conociendo el Castillo de Egaña y recorriendo Boca de las Sierras. Mirandolo con retrospectiva, me dejé llevar por tanta frustracion producto de tantas cancelaciones debido a este invierno frio y lluvioso, sobretodo esto ultimo!. Venia mirando todos los dias el pronostico y ese finde, había cierta posibilidad de lluvia pero poca y leve, nada que no haya ya visto o vivido pero esta vez se complico, la lluvia ni fue tan leve y ademas esos caminos...esos caminos algo tenian de especial.

Y fue asi, que muy temprano para variar!, levante a mi amigo y pusimos rumbo hacia Rauch. No era cualquier viajecito, eran unos casi 300 km de recorrido por la Ruta 3 y desvio en Las Flores, por ruta 30.

Al principio todo bien con la clasica neblina tempranera; ya llegando, veia como en el horizonte ya amenazaban las nubes.

Llegamos a Rauch antes de las 9 AM, perfecto!, el sacrificio de amanecer temprano tiene su recompensa luego en tener mas tiempo para pedalear y disfrutar sin apuro sobretodo que aun los dias no son muy largos por la época del año.

Ubicados en el hotel Berantene, un lugar realmente muy loco para parar, viejo viejisimo pero con una arquitectura hermosa, la pieza era pasable, decidimos quedarnos. Un par de peregrinos me miraron raro cuando este loco con ropa de ciclismo se presento a esa hora ante el que maneja las habitaciones, desde el bar que esta en la esquina.

Sin tardar mucho preparamos un poco las bicis y partimos ya mirando el cielo sabiendo que estábamos jugados, solo nosotros veíamos algun atisbo de posibilidad de pedalear ese dia y....arrancamos.

Al poco rato de pedalear corroboramos una cosa, que entre la naturaleza y nosotros, la naturaleza es...mas sabia!.

Nos tuvimos que refugiar como pudimos bajo un arbusto cuando dejo ser algunas gotitas para ser unas gotasssss. 

Pasamos unos cuantos minutos asi pero o íbamos a terminar mas mojados o duros de esta agachados. Asi que salimos apenas paro un poco pero de repente el camino de tierra mas o menos consolidada era un camino de "lodo". Nunca vi nada igual, a solo unos metros, veias todo lisito y parejo pero luego al andar, la cubierta se enterraba en el fango, esos camino no tenian piedras ni nada, lo intentamos pero con ca metro que avanzabamos, nuestras bicis se veian trabadas ya que el barro se acumulaba en cada esquina y rincon haciendo que las ruedas no giren directamente. Era limpiar, avanzar 2 metros, limpiar, avanzar 5 metros asi estuvimos.

Llegamos hasta un cruce de caminos donde desde una casa que habia una señora nos recomendo salir para la ruta. Eso siginificaba solo una cosa, deviarnos a la izquierda suspendiendo el recorrido a Egaña. La situación reinante no daba para otra cosa.

Tardamos una hora para hacer ese kilometro hasta la ruta, fue un sufrimiento avanzar por ese lodo, las bicis no daban mas. Apenas llegamos a la ruta las lavams un poco para sacarle tanto barro atravesado y poder andar lo quedara.

Todavia habia alguna intencion de llegar a Egaña, por ruta otro camino pero...no. Nos dimos la vuelta hacia Rauch.

La vuelta hacia Rauch fue dura, todo mojado, transitando por una concurrida ruta y lloviznando, volviamos con la absoluta seguridad de que no se podia hacer otra cosa pero con el sabor amargo de no poder llegar y conocer el castillo.

Una vez en Ruch, improvisamos un recorrido por la zona urbana, conociendo algunos puntos importantes que ya habia yo marcado conocer a la vuelta de Egaña.

Es asi que pasamos por las plazas donde vimos la imponente obra de Salomone en el edificio de la municipalidad.

Fuimos al hermoso parque municipal que seguramente en primavera y verano debe ser aun mas hermoso de lo que lucia esa mañana tan gris y fria.

De ahi, muy cerquita, fuimos al puente donde la historia fija como el lugar que se cobró por primera vez peaje, hasta 1890.

No habiendo mas chance, ya siendo pasado el medio dia, volvimos al hotel donde rápidamente caimos en la conclusión que nada cambiaría del panorama reinante en lo sucesivos dias y que no tenia sentido pasarnos toda la tarde encerrados, ni carta teníamos.

Guardamos todo, metimos las bici embarradas en el auto y nos volvimos medios cabizbajos si, pero con la seguridad de que en un par de meses mas, con mejor tiempo lo volveríamos a intentar y eso, en mi caso, no me cabe ninguna duda.

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