Aldeas alemanas del Volga en Entre Rios

Ante que nada, aclaro porque le puse dificultad técnica "difícil". Son 90 km, un numerito, pero nada de lo que no ya haya hecho. La dificultad de este circuito reside en factores naturales, algunos ya implícitos como lo es el hecho que absolutamente toda la zona sea de un terreno ondulado osea te la pasas subiendo y bajando lomadas algunas bastante importantes. Eso es asi, ahora...los otros factores dependen de la epoca, el dia y...la suerte!.

Lo cierto que me toco pedalear por estos pagos un inicio de primavera que en la zona hizo 34 grados; mi cuerpo me paso factura por este shock de calor repentino. Adicionalmente, el otro factor....el viento: el querido viento norte que sopló coincidiendo con el mismo sentido del primer tramo del trayecto desde Diamante hasta Aldea Brasilera e hizo prácticamente de estos primeros 40km, un suplicio apenas matizado por algún ocasional cambio de direccion.

Bueno hasta se acabo la mala onda jaja, parece que la pase mal y no es asi cuando uno sabe que para vivir a pleno estos sitios, tiene que estar preparado físico y mentalmente para estas eventualidades. Que me agoto y casi deshidraté, seguro pero ahora ya es una anécdota mas dentro de un recorrido que abarca un montón de imágenes y recuerdos de esta fantástica geografía entrerriana.

Bien temprano, para variar, salimos del hospedaje sentido Strobel con un pequeño recorrido por la parte del puerto de Diamante. 





Salida a la ruta, cruce de puente y viene un pequeño tramo de ruta 11 hasta el acceso a la primera aldea que se presenta, la Aldea Protestante. Giro a la derecha, nos encontramos con un pueblo recién despertándose de calles prolijas y muy lindas casas, cuidadas y antiguas que invitan a fotografiar.







Sin volver a la ruta, recorremos un camino rural con unos hermosos paisajes, ondulados y verdes. El viento en contra nos juega una mala pasada.





Un desvío nuevamente sentido a la ruta para atravesar el siguiente punto de interés, Villa Maria. Luce ya mas movimiento en sus calles; atravesamos un poco la ciudad deteniéndonos a admirar la iglesia Inmaculada Concepción, una hermosura arquitectónica.







Nuevamente salimos a la ruta 11 para hacer un tramo que resulto ser muy sufrido, con autos y camiones pasándonos tan cerca y con muchos subidas y bajadas y viento en contra. Tuvimos que parar un poco en Tula, primer lugar de abastecerme de liquido.




Ahi nomas aparece Spatzenkutter....si, dificil de decir y recordar je!. Muy bonito también, su calle principal abanderada con banderas argentinas y alemanas. El museo de las raíces muy lindo por fuera, no entramos. Pasamos por la iglesia, mas pequeña pero muy linda y cuidada. Acá me "comí" el cementerio...gire antes.






Haciendo zig zag por caminos rurales, continuamos sentido derecha hacia el mas alejado de la referencia ruta de las aldeas planeadas por visitar, Aldea Salto.






Ya acá llegamos siendo mediodía y un calor insoportable, un descanso con unos mates en la plaza junto a la iglesia nos sirvió para hacer una parada. No deja de ser valioso mencionar que en la plaza se halla una milagrosa canilla publica que utilizamos para refrescarnos y llenar nuestras botellas y caramañolas.




A la salida de Salto hallamos el cementerio.



Mas tramos serpenteante por caminos rurales hasta llegar por fin, nuestra meta y punto de retorno, la Aldea Brasilera. Ya desde el acceso se nota sus casas muy lindas y cuidadas. El acceso nos conduce al Bar Munich.






El Bar Munich lo tenia entre cejas marcado para ir si o si desde que, un año atras, me había propuesto volver por estos pagos. Añoraba llegar de bicicletear y disfrutar de algun suculento plato de comida alemán y obviamente, con mucha mucha cerveza.

La realidad no fue tan así, casi al borde de la deshidratacion me preocupo mas recuperar liquido y fue asi como no pude temrinar el plato que pedí, una rareza contraria a mis convicciones pero no tenia nada pero nada de hambre.

Ahora tocaba volver y ya el viento no iba ser el factor climático dominante sino que el sol.
Esta parte del trayecto nos iba a implicar tomar un riesgo que en algun momento nos lo planteamos, desviarnos hacia la derecha para pasar por General Alvear, bastante alejado si lo miras con las perspectivas de estar volviendo a Diamante, a esta altura "simples" 7 km para un lado, que era otros "7" para volver, significaba muchísimo y reconozco que lo llegue a pensar.

Pero por suerte, las ganas de conocer y cumplir con todo lo propuesto nos hizo dejar de lado las dudas y fue asi como llegamos a Alvear, apuntamos directamente a encontrar cualquier camino que nos deje a la vera del rio, acá el río es el verdadero Parana y no un brazo desprendido del mismo.

De complejo acceso, Alvear pareciera tener una amplia superficie demarcada pero de poca densidad de casas...es todo campo y casas cada tanto. Los caminos de acceso al rio como en todos lados, serpenteantes y duros ya que la costa siempre termina en barranca y cualquier acceso al rio significa un descenso y luego....un ascenso.


Una calle de tierra media hecha pelota hace de especie de costanera, todo muy rustico y agrestre, ambiente de pescadores y sin grandes lugares donde apoyar el culengui, improvisamos un descanso para recuperarnos nuevamente y disfrutar la hermosa vista del rio.







A un vecino le pido agua, nos da la manguera....llenamos todo nuevamente y continuamos el viaje. Acá ya andaba desvariando un poco, me costo encontrar la salida con lo que hicimos un par de idas y vueltas hasta encontrar la ruta de salida. 

Me las tuve que arreglar para pedalear como podia; cada tanto tenia que parar y tomar un sorbo de agua que era apta para sopa de lo caliente que estaba.

Por ese camino, pasamos por otro punto marcado y digno de ver, el aniguo cementerio de la Aldea de San Francisco, con sus tumbas antiguas del comienzo del sigolo XX y arquitectura gotica. Ahi solito, en el medio del campo.





Ese punto sirve como referencia para doblar nuevamente y ahora si, sentido a Diamante.

Extenuado, hago el único cambio que hice en todo el trayecto planeado, abandono la idea de ir a conocer el balneario de Villa Maria aunque me significaba una posibilidad de abastecerme de alguna bebida fria; priorice no parar y no desviarme por mas poco que era para seguir y llegar cuanto antes a Diamante.

Por un camino no marcado pero con la brújula puesta ahí, nos arreglamos para alcanzar el puente de A. Ensenada. Un momentáneo y efímero placer me agarro por haber ya llegado a este punto que ya mentalmente consideraba,el "fin".

Pero como había sido todo el día, no iba a resultar tampoco tan así, desde la ruta hasta el hospedaje, mas cercano a la costa, no dejan de ser otros 5km de mas caminos ondulantes y encima ya, desesperado por llegar, en pos de cualquier atajo que lo acelere, nos metimos por caminos hechos pelotas y atravesamos un basural a cielo abierto. La recomendación es ir hacia la avenida de acceso de asfalto debido a que por mas demarcadas las calles de esta ciudad, muchas son de tierra, irregulares y solitarias hasta incluso, bastante adentrado al centro de la misma. Un almacén, una breve y necesaria parada para tomar algo que levante.

Ya luego, solo fueron unas cuadras mas para llegar a la "tierra prometida", la del baño y aire acondicionado jeje.

Fin a un desafío difícil pero magnifico, una geografía y paisajes espectaculares salpicado por todos lados por historias y vestigios de pasados sacrificados pero lleno de glorias y esperanzas. Para mi, otro sueño cumplido.




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